jueves, 31 de agosto de 2017

SOS: La resistencia de las pumalacas y el oportunismo interno / Opinión



Para nadie es un secreto que hay pumalacas, pumarosas o peritas (rojas por fuera y blancas por dentro) que desde que llego la revolución han logrado echarse pega en el coroto. Aquellos viejos zorros que han convertido sus pelajes blancos en pelirrojos, pero que mantienen intactas sus mañas. Como aquellos que nunca tuvieron nada y cuando los posicionan bien, pierden sus principios y se embriagan de whisky y contratos millonarios que no benefician, ni dan garantía a la continuidad de la revolución. 


Mayormente, estos adecos vestidos de rojo son "enchufados" en los cargos por sus amigotes, también adecos vestidos de rojo, para hacerles de cómplices, testaferros y saboteadores. Deben haberlos visto un sinfín de veces cuando se cambian de un cargo a otro; cuando hacen ruedas de prensa son los primeros chicharrones, cuando hay elecciones se confunden entre los escoltas y los candidatos, los que no se leen ni un libro de Bolívar, Marx, Lenin, Mao, etc… y hablan bonito para mandar, pero cuando hay que hacer una actividad o evento y mover sillas, cajones de sonido, buscar/llevar a algún camarada, poner pa´ la vaca del sancocho, se hacen los locos, no les gusta la formación socialista e incluso la boicotean.

Los mismos que cuando hay que disfrazarse para quitar los escombros y abrir las calles en tiempos de guarimbas terroristas, no se asoman ni a la ventana de sus casas por temor a perder los bienes que con tanto protagonismo les ha costado estafarle a la revolución. Claro, no se dejen engañar, son los mismitos que aparecen pidiendo cuotas de miles de votantes cuando vienen elecciones y en todo el año nunca han apoyado ni con una bolsa de hielo o una botella de agua potable, pero que cuando llegan los medios el día de la actividad, se toman más fotos que Shakira en su luna de miel con Piqué y se las muestran afanosamente a los diputados, gobernadores, alcaldes o ministros, diciendo que "gracias a ellos" es que hay revolución.

Esos mismos que institucionalizaron la militancia, los que ya no les interesa desplegar la revolución en los pueblos, barrios y plazas, porque le tienen miedo al rechazo y a las verdades del pueblo que los tiene identificados. Sin olvidar que son los mismos que engavetan las propuestas y prolongan eternamente las respuestas. Y ellos creen que no nos damos cuenta, que ante el alto precio del pan y la comida no hacen nada. Tú los conoces bien, esos que tienen poder para conseguir casas, carros, contratos y whisky pero cuando hay que hacer una actividad musical o cultural, no usan el poder para conseguir ni una corneta.

No dudo que los tienes ya identificados querido/querida camarada. El llamado es a exigir, llamarlos a capítulo en el espacio que sea. No importa que te digan contrarrevolucionario/contrarrevolucionaria, es preferible decirles en sus caras y donde estén -a las pumalacas- que silenciar hasta que lleguen los gringos y nos invadan. Cuando el descaro no respeta la cara hay que picar adelante y cargar las armas. Seguro, al igual que muchos, has dicho las cosas por los canales y espacios regulares y se han reído en tu cara. Pues, tomemos el ejemplo de Chávez de decir las cosas en la cara, ¿no fue por temor que le dijo el rey al Comandante: “por qué no te callas”? Sin olvidar la auto-crítica y el regaño en el consejo de ministros cuando en el golpe de timón nos exclamo:  “COMUNA O NADA”;  ¿Que me dicen del “huele a azufre” al imperialismo en su plena casa? Rompamos los protocolos como Chávez camaradas, pero no entreguemos la causa.

Las pumalacas, juegan al desgaste, a la mentira y a la desgracia, así que es nuestra tarea no abandonar los espacios, ni bajar la guardia. No hay espacios específicos para decir la verdad y otros para el silencio cómplice y canalla. Pongamos a los oportunistas, que se resisten a la profundización del socialismo, en su lugar, ataquemos a través de murales, poesía, cultura, artes, redes y desplacémoslos haciendo cada vez mas actividades al trote siempre y a la vanguardia, estamos claros que somos el pueblo, los que más trabajan. Yo voy a ser como Chávez, diré la verdad y pondré de mi parte vaya a donde vaya y haga lo que haga. Como decía el camarada Jorge Rodriguez:  “el socialismo se conquista peleando”.

Ojo: entre tanta pumalaca podrida también están los líderes buenos de base: los revolucionarios verdaderos somos más, muchísimos más... 

¡Saquemos a las pumalacas!









                                 Por Orlando Javier Márquez Mata (San Diego)

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